viernes, 17 de junio de 2011

Pascual se prepara para la Copa América

Viendo que el Checho Batista no van a citar a Palermo para la Copa América, se encendió una tenue luz de esperanza para que me convoquen en su reemplazo, pensando que necesitarán un jugador de características similares. Por eso, ayer a la noche acepté una invitación de mi amigo Javi para ir a disputar un match de fútbol, con el fin de ponerme en movimiento para ser tenido en cuenta en la lista de convocados de la Selección.

DESARROLLO DEL ENCUENTRO
El partido se disputó en un terreno de juego en óptimas condiciones, que eliminaba cualquier posibilidad de culpar al piso por un mal desempeño. El mismo era o de una alfombra nueva de material que no conocía o de cesped sintético "raro". Lamentablemente, no pude ver bien qué era, a pesar que pasé tanto tiempo tirado en el piso que ya parecía Funes Mori.

Mi "fútbol explosivo" (frase tomada del amigo LG) se aplicó a la perfección: de entrada, corrí 5 minutos de despliegue infernal y luego me apagué por la falta total de aire. Afortunadamente, con mi baja de rendimiento nos convirtieron un gol que me permitió ir a atajar un rato (AKA "si no me quedo parado un rato, me muero"). Pero cosa se dio vuelta cuando en el segundo o tercer ataque me metieron un gol por carecer de reacción, así que vuelta a jugar...

En encuentro se desarrollaba de una manera muy pareja, con los 2 equipos llegando y generando oportunidades. Desgraciadamente, el nuestro abollaba los palos del arco y el arquero de ellos estaba muy inspirado. Por el contrario, las pocas veces que los contrarios dominaban el balón, nos convertían. Así fueron pasando los minutos, hasta encontrarnos en mitad del encuentro abajo por 3 o 4 goles.

EL HÉROE SURGE
Ahí fue donde participé en una de las jugadas que cambió el destino del encuentro (protagonicé 2, la otra llegaría unos minutos después). Corner para nosotros, voy a buscar por el fondo un centro que aproveche mi altura (solo mi altura, porque no salto ni dos Gillettes acostadas). La pelota me buscó (como dice el dicho "la pelota siempre busca al buen jugador", acá se ve que se equivocó) y cargué con todo a lograr el frentazo que nos ayude a subir en el marcador. El salto fue perfecto (creo, supongo.. no lo vi ni me contaron que haya sido así) y había calculado todo, nada podía fallar... excepto... mi amigo Javi, que me estaba defendiendo, se cruzó y sus pobres 75/80 kilos no fueron rivales para mis 115 kilos de pura musculatura (en reposo absoluto, eso si), recibiendo un impacto certero en el lateral derecho que lo hizo azotarse contra el piso sin poder hacer nada para frenar la caída. Resultado: yo casi ni enterado, no sé si logré cabecear (gol no fue seguro, porque la pelota salió por detrás mío) y el pobre Javi en el piso, con un golpe muy fuerte en la cadera y costillas. ¿Dónde está lo bueno de la jugada, se preguntarán? Bueno, que Javi tuvo que ir al arco lesionado por el resto del partido y el arquero (que venía teniendo una actuación muy destacada) salió a jugar. Eso nos permitió en poco tiempo igualar y emparejar el tanteador.

WILLIAM WALLACE DEL FUTBOL
La otra acción tuvo lugar en los últimos 10 minutos, donde en un descuido (del estado físico en general) se nos adelantaron por 2 o 3 goles. Y cuando todo parecía perdido, y sin conocer a ninguno de mis compañeros (el único conocido era Javi, jugaba para el rival y lo lesioné), levanté la vista al cielo (no vi muy lejos, la cancha estaba abajo de una autopista), me puse el equipo al hombro y tomé una de esas decisión que marcan a los líderes innatos (estoy a la altura de William Wallace, antiguo utilero del Albion Rovers, equipo de la 3ra división escocesa, no confundir con el homónimo de "Corazón valiente"): Le dije al pibe que estaba atajando que saliera a jugar y yo me quedaba defendiendo los 3 palos. Fue una decisión acertada: él tenía (infinitamente) más habilidad que yo y más resto, por lo que recuperamos volumen de juego y ganamos el encuentro sobre el final.

FINAL
Nadie me felicitó, pero no es lo que buscaba tampoco: tengo la humildad de los grandes, como dice el inmenso Inodoro Pereyra. Mis compañeros y rivales tal vez no vieron lo mismo que yo, o tal vez mi figura los intimidaba y por eso no me saludaron, pero era lo de menos. El partido se ganó y a otra cosa.

MIS NÚMEROS DEL PARTIDO
- 0 goles.
- Más o menos 5 asistencias.
- 2 lesionados (rivales, por suerte): uno de ellos amigo personal, y el otro era el más habilidoso de ellos, por lo que mermó su acercamiento al área mientras yo estaba por ahí.
- 1 pelota salvada de irse a un lateral intrascendente ejecutando una parada sobre el balón, que me costó una apertura de piernas envidiada por el mismísimo Baryshnikov) y me dejó hasta con la presión baja.
- 1 lente de contacto que se me cayó al piso, lo lavé más o menos y me lo puse. Ahora me pica el ojo y seguro que tengo que ir al oculista.

Batista, si con todo ésto no me convocás, tenía razón Almeyda en que cualquiera está usando la gloriosa celeste y blanca. Sin embargo, debo reconocer que estoy lejos de parecerme al Titán, estoy más como un Blas Armando Giunta pero sin estado físico y sin reacción.

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