jueves, 28 de octubre de 2010

Pascual despide a un grande y le desea que descanse en paz

Fuiste de lo mejor que tuvimos en éstos últimos años. Alguien que fue amado y odiado por muchos, pero que todos en el fondo llegamos a querer, a pesar que alguna vez nos hayas jugado una mala pasada.

El mundo entero te llora y espera que tus familiares y amigos sepan comprender que tu paso por éste mundo no fue en vano, que dejaste tu marca e impronta y que muchos más vendran a querer emular tu estilo único.

Tuviste una muy buena vida, a pesar de haber estado encerrado, lograste superar las adversidades y convertirte en alguien popular y querido, sin importar posición económica, estrato social o creencia religiosa.

Fuiste y sos uno de los recuerdo más grato del año, alguien que sin estar preparado, se retiró victorioso y aclamado en muchas naciones, y nos hiciste sentir orgullosos cuando presidentes de otros países te buscaban para pedirte consejo, a sabiendas de tu infalible capacidad para elegir siempre lo correcto, más allá del bien y el mal.

Tu honestidad fue uno de tus puntos más altos, haciéndote cargo de las decisiones y aguantando en silencio la mala leche de aquellos que te odiaron. A pesar que podías robar a 8 manos, nunca lo hiciste y te dedicaste a lo tuyo, robando únicamente la sonrisa de la audiencia que tenías enfrente.

Por eso, deseo que descanses en paz, que sepas que tu legado estará a salvo en el corazón de millones y que cuando sea viejo podré decirles a mis nietos que yo te conocí, que te vi en diarios, revistas, programas de televisión y muchos medios más, a pesar que nunca pude estrechar tu mano.

Vaya entonces, mi más afectuoso saludo y hasta siempre, querido pulpo Paul.


lunes, 25 de octubre de 2010

Pascual y las 33 minas donde vale la pena enterrarse (1ra parte)

Con ese título tan soez, que no fue ocurrencia mía (*cof* novia *cof*), les presento 33 minas donde cualquiera de nosotros querría quedarse enterrado a 700m de profundiad, y no salir por un tubito como los chilenos éstos.

Ya que salió el tema en el almuerzo, para atraer a la platea masculina al blog (más alguna que otra chica) y para que me dejen de romper los huevos con los mineros atrapados (ya no, pero escucharemos de ellos por mucho tiempo más), les traigo en exclusiva y a espaldas de la Srta V 33 minitas, seleccionadas luego de horas de sacrificadas tareas.

Si ésto no es más importante que los mineros...

La primera parte:
nota: no es un ranking, es un listado alfabético ;)

1 - Alizee
 
2 - Angelina Jolie
 
 
 
3 - Anne Hathaway
 
 
 
4 - Charlize Theron
 
 
 
5 - Cindy Crawford
 
 
 
6 - Débora Pérez Volpin
 
 
 
7 - Elisha Cuthbert
 
 
 
8 - Elizabeth Hurley
 
 
 
9 - Jessica Biel
 
 
 
10 - Katherine Heigl
 
 
 
11 - Keira Knightley
 
 
 

En breve, las partes 2 y 3... para seguir excavando :D 


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martes, 19 de octubre de 2010

Pascual tira la última sobre Kri$tina

Prometo que es la última de Kri$tina (por ahora), pero no puedo dejar pasar la oportunidad para que los cabezas que aún creen las cosas que dice (y escribe en Twitter, oh, qué moderna!) se den cuenta de algunas cosas de la presidente que eligieron y que todos nos tenemos que fumar.



"Imaginate si esa desgracia hubiera pasado aquí”, escribió Cristina en su Twitter y se olvidó de la tragedia minera de Río Turbio en Santa Cruz

En su mensaje de Twitter, la Presidenta proponía jugar con la imaginación cuando no hacía falta sino un sencillo ejercicio de la memoria: hace seis años, en junio del 2004, y en la provincia por la que era senadora, 14 trabajadores de Río Turbio morían atrapados por el fuego y el humo en las galerías de la mina 5.

Aquella del 2004, la mayor desgracia de la minería argentina, como la de Copiapó y como casi todas las que ocurren en el mundo del trabajo, fue una tragedia evitable. Las luces rojas que debían alertar la existencia de graves riesgos en la mina estaban siempre encendidas en ese cerro donde se esconden 580 millones de toneladas de carbón y está perforado por 150 kilómetros de túneles.

La mina era una responsabilidad de la Nación. Sin embargo, la provincia de Santa Cruz detentaba sobre ella el poder de policía del trabajo y suyo era el control de la seguridad.

El rescate de los cuerpos llevó días y durante ese tiempo los familiares de las víctimas cumplieron con el ritual de acampar, llorar y rezar en los alrededores.

Néstor Kirchner delegó en Julio De Vido su representación. Luego viajó para permanecer durante un par de horas en el velatorio de los mineros. Cristina Fernández suele contar a modo de justificación que, desde el fallecimiento de su padre, Néstor Kirchner rehúye las ceremonias fúnebres. La fobia es una buena explicación, aunque hay otras: aseguran que quienes lo asesoran han convencido al matrimonio presidencial de la inconveniencia de que su imagen se asocie al dolor y la muerte . Por eso, en una actitud infrecuente en las jefaturas de Estado, al ocurrir el desastre de Cromañón, los Kirchner también optaron por recluirse en El Calafate.

Fuente y nota completa

miércoles, 13 de octubre de 2010

Pascual y la problemática educativa nacional.

Nota aparecida en diario La Nación, donde el reconocido periodista Andrés Oppenheimer presenta su libro "Basta de historias", expresando que los países latinoamericanos están demasiado inmersos en la revisión constante de su historia, que los distrae de lo que debería ser su principal prioridad: mejorar sus sistemas educativos. En este fragmento, la crisis de la UBA.


La Universidad de Buenos Aires (UBA), la mayor universidad estatal y tradicionalmente la de mayor prestigio del país, había tenido una época de oro durante el siglo pasado, y ha tenido como estudiantes o profesores a cinco ciudadanos argentinos galardonados con el premio Nobel: Carlos Saavedra Lamas (1936), Bernardo Houssay (1947), Luis Federico Leloir (1970), Adolfo Pérez Esquivel (1980) y César Milstein (1984).

Su momento de mayor prestigio había sido a mediados del siglo, desde la presidencia de Arturo Frondizi en 1958 hasta el golpe militar de 1966, cuando se crearon varias facultades y se le dio un gran impulso a la investigación científica. Pero de allí en adelante, sucesivas purgas ideológicas -primero desde la derecha, y en años más recientes desde la izquierda- hicieron que muchos docentes e investigadores fueran separados de sus puestos o emigraran, y el nivel académico cayó en picada. Hoy la que fuera una de las mejores universidades latinoamericanas es un monumento al estancamiento académico, el aislamiento internacional y la falta de innovación.

A pesar de ser una de las universidades más grandes de Latinoamérica, con 321.000 estudiantes, y de tener un plantel de profesores y estudiantes de un nivel intelectual que a muchos países les gustaría tener, la UBA no aparece -o está abajo- en los principales rankings internacionales de las mejores universidades del mundo. El ranking del Suplemento de Educación Superior del Times de Londres no incluyó a la UBA en su listado de las mejores 200 universidades del mundo de 2009. Y el ranking de la Universidad de Shanghai, China, coloca a la UBA en el grupo de universidades que están en los puestos 150 y 200 en su ranking.

La culpa es de los rankings

En muchos otros países, semejante dato sería motivo de un escándalo nacional, y la sociedad civil le estaría reclamando al gobierno airadamente que explique el bajo rendimiento del dinero de los contribuyentes para subvencionar a la mayor universidad del país. En Argentina, sin embargo, no se produjo un revuelo semejante, y el gobierno de la presidente Cristina Fernández de Kirchner reaccionó con soberbia: según el gobierno, la culpa es de los rankings.

No es broma: casi todos los funcionarios con quienes hablé en Argentina, desde el ministro de Educación para abajo, me dijeron que estos rankings son deficientes. Según ellos, es injusto medir las universidades con base en parámetros como su cantidad de premios Nobel en ciencias, el número de citas de sus investigadores en publicaciones académicas internacionales escritas en inglés y el número de estudiantes internacionales que van a estudiar a sus aulas.

Según el gobierno argentino, estos medidores tienden a perjudicar a las universidades argentinas porque no valoran lo suficiente la labor académica en las ciencias sociales y humanas, o los trabajos científicos que no están escritos en inglés, o a las instituciones de educación superior que no se han ocupado demasiado de promover los intercambios estudiantiles con el exterior. [...]

En otro de los parámetros usados por los rankings de las universidades, el registro de patentes internacionales, la UBA ni aparece en el mapa.

Según datos del registro de patentes internacionales de Estados Unidos, las principales universidades -tanto de los países ricos como del mundo en desarrollo- están patentando cada vez más productos, no sólo para elevar sus respectivas contribuciones a la economía nacional sino también para aumentar sus respectivos ingresos. La Universidad de California registró 237 patentes en 2008; la Universidad Tsinghua, de China, 34; la Universidad de Tel Aviv, Israel, 13; la Universidad Nacional de Seúl, Corea del Sur, 11; la Universidad Nacional de Singapur, 10. Comparativamente, la UBA no registró ni una sola patente. Si en lugar de considerar las patentes registradas ese año en particular tomamos el total de patentes registradas entre 2004 y 2008, la Universidad Nacional de Singapur y la Universidad Hebrea de Jerusalén registraron 84 patentes cada una, la Universidad Nacional de Seúl 37 y la UBA ninguna, o menos de las cinco requeridas para figurar en la lista.

Para muchas de las universidades de todo el mundo, sus patentes registradas son una significativa fuente de ingresos para contratar mejores profesores nacionales y extranjeros, crear nuevas escuelas e invertir en investigación. La Universidad de la Florida, por ejemplo, inventó en 1965 un producto contra la deshidratación -el Gatorade- que patentó en su momento y hasta el día de hoy le reporta millonarios ingresos a esa casa de estudios, especialmente después de que el producto se convirtió en la bebida oficial de la Liga de Fútbol Nacional de Estados Unidos y la marca fue adquirida por PepsiCo.

¿Cómo puede ser que la principal universidad de Singapur, un país con apenas 4.6 millones de habitantes, que antes de su independencia en 1965 tenía menos de la mitad del PBI de Argentina, o la Universidad de Seúl de Corea del Sur, otro país con un pasado con mucha mayor pobreza que Argentina, registren tantas más patentes que la UBA?, les pregunté a varios expertos en educación superior. Hay varios motivos, incluyendo el hecho de que las universidades argentinas no tienen una cultura de investigación aplicada, ni mecanismos eficientes para inventar productos comercializables. Sin embargo, la mayoría de quienes consulté me señalaron un motivo mucho más sencillo: la UBA, al igual que las demás universidades estatales argentinas, destina una gran parte de los recursos que le da el Estado -unos 400 millones de dólares por año- a carreras que son muy interesantes, pero no muy productivas para sus estudiantes, profesores o investigadores.

En un país que necesita desesperadamente ingenieros, agrónomos y geólogos para desarrollar sus industrias, las universidades estatales argentinas están produciendo principalmente psicólogos, sociólogos y graduados en humanidades. No es casual que Argentina sea el país que tiene la mayor cantidad de psicólogos per cápita del mundo, y que una zona muy popular de Buenos Aires lleve el nombre de Villa Freud. El país tiene 145 psicólogos por cada 100.000 habitantes, comparado con 85 psicólogos en Dinamarca y 31 en Estados Unidos, según datos de la Organización Mundial de la Salud.

En la UBA, se gradúan 1500 psicólogos y apenas 500 ingenieros por año, según datos oficiales de esa casa de estudios. Un verdadero disparate. Y si se consideran algunas carreras de ingeniería en particular, como ingeniería industrial, donde se reciben apenas 150 graduados por año, la mayor universidad argentina está produciendo nada menos que 10 psicólogos para ponerle las ideas en orden a cada ingeniero industrial.

Y tampoco se trata de un fenómeno exclusivo de la UBA. A nivel nacional, contadas todas las universidades públicas y privadas del país, Argentina produce alrededor de 4600 psicólogos y apenas 146 licenciados en ciencias del suelo por año.Es un dato aterrador, considerando que el país tiene una gran cantidad de industrias petroleras y mineras que constantemente requieren nuevos geólogos, y con mejor formación que los que están disponibles. Según datos de la Unesco, mientras la cifra de estudiantes universitarios que cursan carreras de ciencias, ingeniería o manufacturas es de 40 por ciento en Corea del Sur, 38 por ciento en Finlandia, 33 por ciento en Venezuela, 31 por ciento en México, 28 por ciento en Chile y 23 por ciento en Costa Rica y Honduras, en Argentina es sólo de 19 por ciento.

Villa Freud


¿No es un disparate tener tantos jóvenes estudiando psicología con dinero del Estado, pagado por los contribuyentes?, le pregunté a Lino Barañao, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, en una entrevista en su despacho. Barañao, uno de los pocos funcionarios argentinos que me dieron la impresión de estar más o menos al tanto de lo que está ocurriendo en el resto del mundo, sonrió, y asintió con la cabeza. Señalando que la UBA tiene 27.000 estudiantes de psicología y las empresas argentinas requerirán unos 19.000 graduados en computación en los próximos cinco años, Barañao bromeó que "una universidad que forma 27.000 psicólogos y tiene un déficit de 19.000 programadores de computación en los próximos cinco años, probablemente necesite 27.000 psicólogos". En otras palabras, el país tiene un serio trastorno psicológico.

Curioso de saber si realmente existe en Argentina una fuerte demanda de programadores de computación, visité al director del Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, Hugo Scolnik. El académico, un científico graduado en la Universidad de Zurich que ha enseñado en todo el mundo, me recibió en su despacho, un cuarto pequeño, con techo de madera, y una laptop Toshiba -la suya particular- sobre su modesto escritorio. [...]

Tras las presentaciones de rigor, le pregunté cómo se puede explicar que haya tantos estudiantes de psicología y sociología que tienen grandes posibilidades de no encontrar trabajo, si -tal como me habían dicho el ministro Barañao y varios empresarios argentinos- era un secreto a voces que había escasez de programadores de computación, ingenieros y geólogos. ¿Es cierto que en su departamento consiguen trabajo todos los graduados?, le pregunté. Scolnik confirmó lo que me había dicho el ministro: "Consiguen trabajo mucho antes de graduarse. En segundo año ya trabajan".

¿Y si es así, por qué hay tan pocos jóvenes estudiando ciencias de la computación?, le pregunté, notando que en su carrera estudian sólo 600 estudiantes. Scolnik respondió que "la gente le tiene mucho miedo a lo que son las ciencias exactas, las matemáticas y todos estos tipos de cosas. Son más fáciles otras carreras, como literatura, filosofía y abogacía. El tema es cómo convencer a nuestra sociedad de que hay otras oportunidades que no pasan por ser médico o abogado. Acá, en nuestra facultad, tienen una profesión con una salida laboral espectacular, excelentes sueldos...Y bueno, no se deciden. Les cuesta mucho. Lo ven muy difícil".

Fuente

Pascual regresa con la clave del fracaso argentino

Se dice con frecuencia que la solución a los problemas del África subsahariana es la educación; que los recursos naturales abundan y si sólo se pudiera proporcionar un buen nivel educativo a la gente, el continente despegaría. No necesariamente.

Miren el caso de Argentina.

Todos los recursos naturales que quieran, una bajísima densidad de población y, a lo largo de la mayor parte del siglo XX, índices escolares que no han tenido nada que envidiar a Europa occidental. Pero hoy, en un país que hace 100 años era uno de los 10 más ricos del mundo, la tercera parte de los recién nacidos están condenados a crecer en la pobreza , si es que logran crecer. Ocho niños menores de cinco años mueren al día debido a la desnutrición en un país que debería ser, como hace tiempo fue, el granero del mundo. Semejante aberración florece en un contexto político en el que a lo largo de más de medio siglo juntas militares han alternado el poder con gobiernos populistas, corruptos o incompetentes.

El actual gobierno peronista de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner (como el anterior, de su marido Néstor Kirchner) es más afín al de Hugo Chávez en Venezuela o al de Daniel Ortega en Nicaragua que a los gobiernos pragmáticos y serios de Brasil, Chile o Uruguay, donde hoy se consume más carne per cápita que en Argentina.
¿Dónde ha quedado la famosa justicia social proclamada hasta el cansancio por el peronismo que ha gobernado la mayor parte del período democrático instaurado en 1983? ¿Cuál es el problema?

El problema es Diego Maradona.

O, para ser más precisos, lo encarna, como símbolo, Maradona, el “Diez”, “el Dios Argentino”, el ídolo nacional por goleada . La idolatría a los líderes redentores, el culto a la viveza y (su hermano gemelo) el desprecio por la ética del trabajo, el narcisismo, la fe en las soluciones mágicas, el impulso a exculparse achacando los males a otros, el fantochismo son características que no definen a todos los argentinos, pero que Maradona representa en caricatura payasesca y que l a mayoría de la población, aquella misma incapaz de perder la fe en el peronismo, aplaude no con risas sino con perversa seriedad .
El punto de partida es la negación de la realidad.

Este es el terreno en el que opera Maradona y en el que su legión de devotos se adentra -como por ejemplo los 20.000 que fueron al aeropuerto de Ezeiza para darle las gracias tras la desastrosa actuación en el Mundial de Sudáfrica- para adorarlo. Esos mismos que disfrutaban como locos con las grotescas actitudes y dichos del ídolo -”¡que la chupen!”- fueron en manada a vitorearlo al llegar a Buenos Aires después de la goleada de 4-0 que Alemania le propinó, expulsando a su selección del Mundial. Presos de la nostalgia, no olvidan nunca que “Él” hizo el famoso gol con la “mano de Dios”; o sea que su mano y la mano de Dios son la misma mano.
“El” es uno con “Dios”. La manada entonces, mientras grita para adentro, “¡Si estamos unidos a Dios Maradona compartiremos toda su gloria!”, grita para afuera: Maradooooooona, Maradooooooona.
Y no olvidemos el dicho nacional, al mismo tiempo jocoso y lleno de convicción, “¡Dios es argentino!”.

Diego Maradona fue un monumental jugador de fútbol. Pero la fama justificada no da títulos, ni derechos, ni conocimientos para opinar con absoluta certeza acerca de casi todo y al mismo tiempo desautorizar a todo aquel que no esté de acuerdo con sus ideas. En Argentina, mientras avergonzaba a algunos, hacía gritar de entusiasmo a muchos más. Creían, orgullosos, que unidos al “ ídolo” todo el mundo “se la chupaba”. En realidad el que se ha chupado todo, desde alcohol hasta cocaína, ha sido Maradona. Nadie lo acusa ni lo maltrata por su triste enfermedad. Sólo se trata de señalar su soberbia desconsiderada, de carácter profundamente narcisista, base de sus penosas afecciones del alma, metáfora de la patología crónica de un país .

Hace 15 días Maradona dio su primera entrevista desde la debacle de Sudáfrica. El ex director técnico de la selección argentina, al que se lo oyó diciendo minutos antes de aquel partido que su equipo iba a dar una lección de fútbol a los alemanes, no ofreció ni análisis, ni explicación por la derrota, salvo decir que el arquero alemán estuvo “muy seguro” y después del 2-0 “nos vinimos abajo”. Con un poco de suerte (¿el otro Dios estaba en su contra?) el partido se hubiera ganado.

Culpa por el desastre no aceptó ninguna . En cuanto a la victoria argentina 4-1 el mes pasado contra el campeón del mundo, España, bajo el mando de un nuevo seleccionador, confesó que prefirió no ver el partido.

Claro.

Porque ver aquel partido hubiera significado chocarse con la realidad y arriesgar salir del autoengaño enfermizo que le permitió afirmar en la misma entrevista que -avalado por el ex presidente Kirchner, que en una reunión la semana pasada lo “felicitó” por el Mundial- él seguía siendo el candidato idóneo para dirigir la selección. “Daría la vida”, dijo, “daría un brazo” por recuperar el puesto.

El fracaso de Maradona en el Mundial fue el espejo del fracaso de Argentina como país . Por un lado, una falta de rigor y humildad en la planificación ; por otro, un derroche de los recursos disponibles . Talento sobraba, salvo que por amiguismo, ceguera, populismo patriotero o sencilla idiotez Maradona decidió no convocar a la mitad de los mejores; no sólo no explotó los recursos que tenía, no los quiso ni ver. El nuevo seleccionador, Sergio Batista, puso en el campo contra España a cuatro jugadores básicos que Maradona ni siquiera había convocado para Sudáfrica y lo que se vio fue un equipo sólido que hubiera sabido competir contra Alemania, como contra cualquiera en el Mundial. Es decir, el sentido común existe en Argentina; sólo que demasiadas veces, obliterado por la luz maradoniana, brilla por su ausencia.

En el sistema maradoniano solamente brilla la ilusión . Dentro de este sistema de pensamiento las cosas terminan no teniendo ni pies ni cabeza. Resultado: fracaso en la vida y arrastrando en el fracaso, en este caso, a la selección argentina, pero también se puede arrastrar a toda una nación.

Cuando llevados por la fantasía se eligen directores técnicos o presidentes o sistemas de características populistas, autoritarios y antidemocráticos, con pocos pies sobre la tierra, el resultado inevitable es el fracaso . Un director técnico que no tiene ni ha tenido capacidad para manejar su vida, que además no es director técnico (por preparación) y por lo tanto al titularse así toma las características de un impostor, tuvo como resultado el descalabro de la selección argentina.

El endiosamiento de seres Ídolos-Dioses a los que no se debe criticar, como a Perón, Evita, Maradona, Cristina Fernández o Néstor Kirchner, intocables seres sin errores, lleva al fracaso reiterativo y doloroso que arrastra a millones de argentinos al sufrimiento . El granero del mundo se va convirtiendo en un país lleno además de granos de pústulas creadas por el sistema: fracaso, pobreza, desnutrición, inseguridad, criminalidad, destrucción de las instituciones, ataque permanente a la prensa opositora, ataque a la ley, destrucción de la educación y llegamos entonces a que la fantasía de ser un pueblo “protegido” por los Dioses cae en una triste y ridícula realidad. Las sociedades propensas a alimentar estas ilusiones caen en la seducción hipnótica de líderes de estas características.

Al apoyar su estrambótica candidatura a la selección, los Kirchner están siendo consecuentes. Ellos también piden, pese al fracaso mundialista de su gestión , como el de los regímenes peronistas que los precedieron, que se prolongue su dinastía en las elecciones generales del año que viene . Es probable que lo consigan. Sería la victoria del pensamiento mágico maradoniano , sobre el que el sol de la bandera argentina nunca se pone.


Por John Carlin (Periodista britanico) y Carlos Pierini (Medico psicoanalista argentino)

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